domingo, 27 de enero de 2008

EL 11-S: HISTORIA DE UN ENCUBRIMIENTO

Hace unos días, los dos co-presidentes de la Comisión Oficial sobre el 11-S, Thomas Kean y Lee Hamilton, publicaron un artículo de gran relieve en el New York Times acusando a la Casa Blanca y la CIA de obstaculizar su
investigación de los sucesos del 11-S.

Todas las acusaciones que vierten Kean y Hamilton serán verdad, pero hay mucho más.
El artículo, igual que su libro del año pasado, no es más que una maniobra por su parte para ganarse el respeto del público, haciendo gala de una supuesta independencia y rigor y intentando deshacerse de la patata caliente de la verdad del 11-s y culpar a sus amos por el marrón.

Pues desde el mismo día de los ataques, lo que ocurrió el 11 de septiembre has sido objeto de un encubrimiento masivo y destrucción de pruebas por parte del gobierno y los medios de comunicación, y la Comisión ha sido pieza clave en todo esto. Esta lista de los aspectos del encubrimiento no es completo, aunque es suficiente para hacerse una idea:

En violación de la ley, las escenas del crimen fueron limpiadas de escombros y el acero de las Torres vendido a China y la India rápidamente sin analizar.

Los mandos militares, culpables del colosal parálisis de las defensas áreas, recibieron ascensos de grado.

La ciudad de Nueva York mantuvo en secreto cientos de entrevistas con bomberos, paramédicos y otras personas que habían sido testigos de explosiones y otros fenómenos que indican una demolición controlada de las Torres Gemelas.

Unos minutos después del ataque al Pentágono el FBI confiscó los videos de un hotel y gasolinera cercanos. Ni estos, ni otros videos de propio Pentágono, ni las grabaciones de las cámaras de trafico en la zona, están disponibles ni al publico ni a la prensa.

Existen tres explicaciones distintas y contradictorias sobre la incapacidad de las defensas aéreas para interceptar a los aviones utilizados en el ataque.

Existen múltiples explicaciones distintas y contradictorias sobre el derrumbe de las Torres Gemelas.

Hasta el día de hoy, más de seis (6) años después de los ataques, no existe informe oficial sobre el derrumbe rápido y simétrico, a las 17.20 de la tarde de aquél día, del edificio 7 (WTC 7), un edificio de acero que no había sido impactado por ningún avión.

Existen unos 1,5 millones de ingenieros en Estados Unidos, pero en las investigaciones oficiales de los derrumbes de las Torres, el gobierno contrata a las mismas 5 ó 6 personas que en anteriores investigaciones sobre atentados terroristas.

Cuando se hundió el Titanic en el 1912, los sobrevivientes ya estaban en el Congreso 3 días después para describir sus experiencias a una comisión de investigación. Después del 11-S, sin embargo, la Casa Blanca pudo impedir la apertura de una investigación durante 444 días.

La comisión oficial fue dirigido por Philip Zelikow, un hombre de la Casa Blanca.

Los miembros de la comisión tenían múltiples conflictos de interés.

El informe de la comisión asegura que la cuestión de la financiación de los ataques es de “poca importancia.”

Pese a contar con una comisión de investigación a su gusto, la Casa Blanca se empeña en obstaculizar su trabajo.

Aunque existen informaciones de que las cajas negras de los aviones fueron recuperados, el gobierno las mantiene en secreto.

El informe oficial omite la mayor parte de los datos e hechos que contradicen la historia oficial, por ejemplo:
No menciona siquiera la caída del edificio 7.
No menciona las 47 columnas centrales de las Torres, asegurando que solo había “huecos para ascensores y escaleras.”
No menciona que los bomberos habían sido testigos de explosiones en las Torres.

No menciona que tanto el hermano como el primo del Presidente Bush habían sido socios principales de la empresa encargada de la seguridad en el complejo de las Torres.
No menciona el comportamiento un tanto “no-Islámico” de los supuestos secuestradores, que disfrutaban con el alcohol y los clubes de strip-tease.
No menciona que las listas de pasajeros en los vuelos no contienen ningún nombre árabe.

No menciona los avisos de no volar recibidos por un número de personas “muy importantes.”

Por todo eso y más, es imprescindible conseguir una nueva investigación para desvelar toda la verdad sobre el 11 de septiembre. Como mínimo, murió una ciudadana española en los atentados, lo que le da a España toda la legitimidad para emprender tal investigación y exigirla en Europa o exigirla a Estados Unidos.

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